La pregunta es más sencilla de lo que parece: ¿Cómo te dormiste anoche? Me refiero exactamente al momento en que pasaste de la vigilia al sueño o, si lo prefieres, a los instantes previos, ¿qué pasó? ¿cómo lo conseguiste? ¿qué sentiste en ese momento? No deja de ser curioso que, pese a que dormimos todos los días, “quedarse dormido” sea un proceso tan desconocido.
