El líder demócrata Chuck Schumer destaca la excepcionalidad del proceso que arranca en un Congreso herido, con el debate sobre la constitucionalidad de enjuiciar a un exmandatario.
Estados Unidos ha abierto este martes otro periodo excepcional en su historia al comenzar en el Senado el segundo juicio por el impeachment de Donald Trump. Un año después de que fuera absuelto de los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso, el Senado deberá decidir, por mayoría cualificada de dos tercios, si condena al ya expresidente por incitación de la insurrección, tras el asalto violento al este mismo Capitolio el pasado 6 de enero. Se trata, según dijo al abrir la sesión el líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer, de “la acusación más grave presentada nunca contra un presidente en la historia de Estados Unidos”.

Donald Trump juzgado por segunda vez. La historia se repite, pero las profundas diferencias respecto al año pasado eran evidentes desde antes incluso de que se abriera la sesión a primera hora de la tarde. El juicio arranca en un Congreso herido. Los senadores, muchos de ellos testigos del ataque y convertidos en miembros del jurado, llegaban al pleno por los mismos pasillos donde hace un mes se hicieron fuertes los extremistas sublevados. Los centenares de soldados, las vallas y alambradas que rodean el Capitolio son un doloroso recordatorio de la violencia extremista que está en el origen de este segundo juicio, y que se rememoró en un estremecedor vídeo al comienzo de la sesión.