Solo en enero de este año se reportaron 26.000 en el continente, mientras que en todo 2022 fueron unos 80.000. Malaui es el país más afectado por la enfermedad.
En otros dos casos reportados en 2017, los delincuentes afirmaron que los órganos eran usados por curanderos durante rituales que buscaban promover las fortunas de sus clientes.