octubre 7, 2025
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“México canta” busca alejar la música popular mexicana de la cultura de los cárteles del narcotráfico

México canta
México canta

El domingo, los finalistas de “México canta” se presentaron en un teatro de Ciudad de México. Los temas comunes fueron el amor, la migración y la cultura mexicana a ambos lados de la frontera.

Una de las ganadoras cantó una balada que fusionaba mariachi y hip-hop. Otra cantó una canción que escribió sobre una oportunidad perdida con un amor. Un tercero cortejó a los votantes con una estruendosa oda a México.

Su escenario se parecía mucho a una imitación de Eurovisión, American Idol o La voz. La diferencia es que los organizadores no eran una cadena de televisión ni una productora, sino el gobierno mexicano.

México canta, el primer concurso nacional de música de esta clase, terminó el domingo por la noche como coronación de una inusual campaña gubernamental de semanas en la que participaron más de 15.000 concursantes. ¿El objetivo? Alejar la música popular mexicana de la cultura de los cárteles del narcotráfico y acercarla a letras más benéficas.

“Aquí inicia la nueva generación de artistas mexicanos para demostrar que en México no es necesario hacer apología del delito y de la violencia, sino que con amor podemos cantarle a la esperanza y al México que todos queremos construir”, dijo en una conferencia de prensa el domingo por la noche Sergio Maya, de 21 años, el cantante que ganó el premio a mejor interpretación.

Él y sus seguidores se enfrentan a grandes retos para lograr ese objetivo.

Los corridos, baladas narrativas tradicionales, han sido una parte popular de la cultura mexicana desde el siglo XIX. Pero en las últimas décadas, un género en auge ha sido el narcocorrido, que relata —a veces con detalles gráficos— las violentas proezas reales de los narcotraficantes.

Los narcocorridos y sus descendientes modernos, como los corridos tumbados —que combinan canto, rap y música tradicional mexicana—, han explotado en popularidad en los últimos años, rompiendo récords con artistas como Natanael Cano y Peso Pluma.

Pero a medida que México ha tenido que lidiar con los efectos del crimen organizado, sobre todo en medio de la presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que se tomen medidas enérgicas contra los cárteles, este año empezó a extenderse por el país un movimiento para contrarrestar la música considerada perjudicial para la sociedad y la imagen de México.

Los críticos argumentaban que los narcocorridos fomentaban la violencia y la actividad delictiva que han asolado el país. Varios municipios y estados llegaron prácticamente a prohibir el género, tipificando como delito la reproducción de música que celebra el narcotráfico y otros delitos.

Los defensores del género musical afirman que prohibir las canciones no aborda los problemas de delincuencia y violencia.

Músicos mexicanos populares, como Luis R. Conriquez y el Grupo Firme, no tardaron en anunciar que dejarían de interpretar esas canciones, e incluso se enfrentaron a la reacción negativa de sus fans por ello. También surgió otra poderosa motivación para los artistas: la amenaza de perder sus visas estadounidenses, como le ocurrió a un grupo en marzo tras presentarse exhibiendo el rostro de un líder de un cártel en el escenario.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dicho que se opone a la prohibición total de los narcocorridos, y en su lugar ha pedido que se promueva la música con mensajes diferentes.

“Sobre todo el objetivo es de cambiar las letras de las canciones; que toda la apología de la violencia, las drogas, del abuso, la minimización de las mujeres cambie y haya todo tipo de canciones: de amor, de desamor, de la infancia, de lo que se quiera”, dijo en agosto.

En abril, la Secretaría de Cultura y el Consejo Mexicano de la Música abrieron la convocatoria del concurso para la presentación de propuestas en línea. La temática del concurso inaugural: “Por la paz y contra las adicciones”.

Los músicos debían tener entre 18 y 34 años. Las canciones debían durar tres minutos o menos, estar escritas en español, en una lengua indígena o en espánglish, y tener una base en la música tradicional mexicana. Los concursantes se dividieron en seis regiones: tres en México y tres en Estados Unidos.

El premio para cada ganador era un contrato con un sello discográfico independiente, nacional o internacional.

El domingo, los ganadores de cada región más algunos otros concursantes se presentaron en un teatro histórico de Ciudad de México. Los temas comunes fueron el amor, la migración y la cultura mexicana a ambos lados de la frontera.

“Existe gente que no se siente representada por esos narcocorridos y les ofreces una oportunidad de decir, ‘Mira también la gloria es de otra forma’”, dijo Roger Gregorio, de 30 años, en una entrevista el viernes. (Gregorio es ingeniero e interpretó una canción que escribió sobre su comunidad, en la península de Yucatán, en español y maya).

Más de 220.000 personas votaron en línea el domingo para elegir la mejor composición (que ganó Carmen María González, de Tijuana, por su tema pop) y la mejor interpretación (Maya), mientras que un jurado de expertos votó por separado (su premio fue para Galia Siurob, también de Tijuana).

González dijo en una entrevista que estaba agradecida de que el gobierno mexicano promoviera a artistas jóvenes con letras no relacionadas con los cárteles. Se mudó a Ciudad de México hace seis años para dedicarse a la música y, como muchos de los participantes en el concurso, tuvo otros empleos para poder costearse la vida. Financió su propio álbum en 2023, el cual grabó en su armario, y actualmente trabaja en un restaurante a tiempo parcial.

“Siempre fue mi sueño”, dijo el domingo Siurob, de 19 años. “Es muy loco”.

Varios participantes y organizadores dijeron que los narcocorridos se hicieron populares porque reflejaban una realidad difícil, y también porque los oyentes soñaban con las vidas de lujo que se describen en las canciones. Aun así, dijeron que tenían esperanzas de que la música con letras que no estuvieran relacionadas con el narco también tuvieran éxito.

Miguel Ángel Trujillo, director del Consejo Mexicano de la Música, señaló la canción más popular de Peso Pluma, “Ella Baila Sola”, que no es un narcocorrido.

Con este nuevo concurso, dijo, “se ha sembrado una semillita de, ‘oye, si nosotros escuchamos esto, pues estamos apoyando un movimiento violento en nuestro país’. Y yo creo que todos estamos cansados de ver tanta violencia”.

Antes de la final, más de nueve millones de personas habían sintonizado el concurso en la televisión pública mexicana, dijo Claudia Curiel de Icaza, secretaria de Cultura de México. También se transmitió por internet.

La influyente banda tex-mex Intocable ayudó a los concursantes a pulir sus canciones durante el concurso e incluso se presentó en la final. Varios grandes sellos discográficos, como Sony Music y los grupos musicales Universal y Warner, estarán entre los que compitan por firmar a los tres ganadores.

“Se unió la industria, se unió el gobierno y se unieron los jóvenes por un mensaje de paz”, dijo Curiel de Icaza.

Los finalistas que no ganaron premios el domingo dijeron que se sentían como si lo hubieran hecho. Todos ellos participarán en una gira por México y Estados Unidos, organizada por el gobierno.

Y la idea, dijo Trujillo, es que este concurso regrese anualmente.

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