La salud mental en México atraviesa una crisis silenciosa que impacta a millones de personas. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE 2021) del INEGI, 15.4 % de los adultos presentan síntomas de depresión, 19.3 % sufren ansiedad severa y 31.3 % experimentan ansiedad en algún grado.
La UNAM estima que 35 millones de mexicanos han tenido al menos un episodio depresivo en su vida, mientras que el Global Burden of Disease 2021 calcula 18.1 millones de personas con algún trastorno mental, lo que representa un aumento de 15.4 % respecto a 2019.
Más atención, pero aún insuficiente
El Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones informó que, entre enero y mayo de 2024, 158,814 personas recibieron atención médica, principalmente por ansiedad (51.5 %) y depresión (25.9 %). En la Ciudad de México, los casos atendidos se dispararon de 26 en 2020 a 1,782 en el primer semestre de 2024.
Pese al aumento en la demanda, dos de cada tres personas con algún trastorno mental no reciben tratamiento. La inversión en salud mental apenas alcanza entre 1.3 % y 1.6 % del gasto total en salud, lejos del 5 % recomendado por la OMS.
Brechas en jóvenes y comunidades rurales
La OPS/OMS advierte que las brechas de cobertura son más graves en zonas rurales. En Chiapas, un estudio reveló que 35.8 % de adolescentes de 14 a 20 años presentan síntomas de depresión o ansiedad, lo que subraya la urgencia de invertir en prevención temprana.
Presupuesto limitado
Para 2024, se aprobaron 3,819.4 millones de pesos para salud mental, en su mayoría destinados a la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA). Especialistas consideran que esta cifra es insuficiente frente al tamaño del problema.
El reto
La depresión y la ansiedad son hoy dos de los principales problemas de salud pública en México. Expertos y organismos internacionales coinciden en que incrementar la inversión, ampliar la cobertura de atención y fortalecer la prevención son pasos urgentes para contener la crisis.