La temporada de ciclones tropicales en el Atlántico comenzó el pasado 1 de junio y durante los primeros meses, las aguas de este inmenso océano permanecieron prácticamente tranquilas. Sin embargo, desde hace dos semanas se ha registrado en esta región una gran inestabilidad, formándose sistemas tan destructivos como los huracanes Grace y Henri. El primero tocó tierra en Veracruz y dejó un saldo de al menos nueve muertos. El segundo impactó al noreste de EE.UU. y se cobró la vida de 22 personas; una cifra que podría aumentar ante las decenas de denuncias por desaparecidos.
Tras estos poderosos fenómenos, el clima en el Atlántico parece que está de nuevo en ebullición y los ojos de los países del Mar Caribe y América Central ya apuntan hacia el Océano para seguir con atención la trayectoria y evolución de estos fenómenos.
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