• Según la OMS, cientos de millones de personas en todo el mundo sufren un trastorno neurológico. Más de 6 millones de personas mueren cada año por accidentes cerebrovasculares y más del 80% de estas muertes se producen en países de ingresos bajos o medianos.[1]
• Las enfermedades cerebrales son un problema de salud que ha sido subestimado y sus efectos como la espasticidad, se han pasado por alto: Dr. Manrique Guzmán, neurocirujano.
• Médicos de diferentes especialidades se unieron para concientizar sobre las secuelas del EVC y lanzan campaña “El evento que cambió mi vida. Mi vida con espasticidad”
Ciudad de México, 26 de octubre de 2022.- La Enfermedad Vascular Cerebral (EVC) destaca como el motivo más común de incapacidad en adultos y es la sexta causa de muerte en nuestro país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” de la Secretaría de Salud.
Ante ello, médicos especialistas en neurología, neurocirugía y medicina en rehabilitación se unieron para conformar el grupo de concientización de espasticidad y EVC, a fin de promover la importancia de conocer la primeras señales del EVC y la espasticidad derivada de este evento.
“Las enfermedades cerebrales son un problema de salud que ha sido subestimado y sus efectos como la espasticidad (rigidez muscular), se han pasado por alto; la espasticidad afecta a 12 millones de personas en todo el mundo, es una de las afecciones más comunes e incapacitantes asociadas a enfermedades neurológicas en adultos”, afirmó el neurocijurano, Dr. Salvador Manrique Guzmán, integrante del grupo de concientización.
En el marco del Día Mundial del EVC, a conmemorarse el próximo 29 de octubre, los médicos iniciaron la campaña El evento que cambió mi vida. Mi vida con espasticidad, con la que buscan concientizar sobre las secuelas después de sufrir un EVC; “queremos que se comprenda que la espasticidad (rigidez muscular) es una de las secuelas que más afectan la vida independiente de los sobrevivientes a un EVC”, explicó el Dr. Javier Gómez Hernández especialista en Medicina Física y Rehabilitación.
Asimismo, añadió, queremos mostrar el gran desafío para el paciente, familiares y cuidadores que representa vivir con espasticidad, queremos ser un detonante de diálogo entre los médicos, pacientes y público en general en torno a la espasticidad derivada de un EVC para abrir mayores oportunidades de atención oportuna e integral.
La Enfermedad Vascular Cerebral (EVC) es un problema importante de salud pública. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es considerada la segunda causa global de muerte en el mundo siendo los países de ingresos medios y bajos los más afectados.
“Después de sufrir un EVC, una de cada 3 personas presenta algún grado de discapacidad, debido a que el cerebro es el responsable de generar los movimientos, sensaciones y acciones que realiza el cuerpo”, detalló el Dr. Manrique Guzmán.
EVC el motivo más común de incapacidad en adultos y la sexta causa de muerte en México. Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
Al dar un ejemplo, el especialista en neurocirugía, refirió que en 2015, México registró poco más de 21 mil casos con esa enfermedad, y se presentaron más de 5 mil muertes en las principales instituciones de salud y la mayoría de los sobrevivientes, cursan con secuelas de moderadas a severas.
Según datos del INSABI se estima que en el país una de cada seis personas tendrá un episodio de este padecimiento a lo largo de su vida y en los últimos 15 años se observó un incremento en la mortalidad por accidentes cerebrovasculares y se mantiene entre las cinco primeras causas de muerte, tanto en hombres como en mujeres, por lo que este padecimiento es considerado un problema de salud de orden prioritario en el país.
“La espasticidad puede tener una repercusión devastadora en la calidad de vida de un paciente y conducir al deterioro en el movimiento, baja autoestima e inadecuada imagen corporal, dificultad para mantener la higiene, el cuidado personal y, en muchos casos graves, la discapacidad y la desfiguración”, advirtió el Dr. Gómez Hernández, también miembro de la Sociedad Mexicana de Medicina Física y Rehabilitación.
“Algunas recomendaciones para mantener el cerebro saludable son: cuidar la alimentación, controlar enfermedades como la hipertensión arterial, colesterol alto, diabetes, hacer ejercicio, mantener una actividad intelectual regular y cuidar las horas de sueño”, concluyó el Dr. Manrique Guzmán.
En la campaña “El evento que cambió mi vida. Mi vida con espasticidad” participan médicos especialistas de instituciones de salud públicas y privadas, organizaciones como DIF Corregidora de Querétaro, la Asociación Mexicana de Enfermedad Vascular Cerebral y la Sociedad Mexicana de Medicina Física y Rehabilitación.
Todos los anticonceptivos hormonales aumentan ligeramente el riesgo de cáncer de mama
El mayor riesgo de sufrir cáncer de mama fue identificado principalmente en mujeres adultas, sin importar si la píldora contenía estrógeno y progestágeno, o solo esta última hormona mencionada.
Los investigadores enfatizaron que el mayor riesgo de cáncer de mama debe sopesarse frente a los beneficios de los anticonceptivos hormonales, incluida la protección que brindan contra otras formas de cáncer femenino.
El aumento del riesgo de cáncer de mama ya era conocido en los anticonceptivos que combinan progestágeno y estrógeno. Sin embargo, pocas investigaciones habían analizado los anticonceptivos que solo contienen progestágeno, cuyo uso ha ido en aumento durante la una década.
Mismo riesgo para todas las píldoras anticonceptivas
El nuevo estudio encontró que el riesgo de que una mujer desarrollara cáncer de mama era aproximadamente el mismo para los anticonceptivos hormonales que tenían estrógeno y progestágeno que para los que solo tenían progestágeno.
En concreto, las mujeres que usan anticonceptivos hormonales tienen un riesgo aumentado de alrededor del 20% al 30% de desarrollar cáncer de mama, independientemente del modo en que los usan (píldora, DIU, implante o inyección), o la fórmula utilizada (estrógeno-progestágeno o progestágeno solo).
Los hallazgos son similares a los publicados anteriormente, incluso en un vasto estudio de 1996.
Análisis de diferentes grupos etarios
Teniendo en cuenta que la probabilidad de cáncer de mama aumenta con la edad, los autores del estudio calcularon cuánto exceso de riesgo absoluto está asociado con estos anticonceptivos.
Para las mujeres que los usaron durante un período de cinco años entre los 16 y los 20 años, se identificaron ocho casos de cáncer de mama por cada 100.000. En tanto, entre mujeres de 35 y 39 años fue de 265 casos cada 100.000.
Analizar los riesgos y beneficios “en contexto”
“Nadie quiere escuchar que algo que está tomando aumentará su riesgo de cáncer de mama”, dijo Gillian Reeves, profesora de la Universidad de Oxford y coautora del estudio.
Pero “de lo que estamos hablando aquí es de un aumento muy pequeño en el riesgo absoluto. Estos aumentos en el riesgo de cáncer de mama, por supuesto, deben verse en el contexto de lo que sabemos sobre los muchos beneficios de tomar anticonceptivos hormonales”, añadió.
“No solo en términos de control de la natalidad, sino también porque sabemos que los anticonceptivos orales en realidad brindan una protección sustancial y a largo plazo contra otros cánceres femeninos, como el cáncer de ovario y el cáncer de endometrio”, enfatizó.
El estudio también confirmó, como otros, que el riesgo de cáncer de mama disminuye en los años posteriores a que una mujer deja de usar anticonceptivos hormonales.
Un “efecto modesto”
Stephen Duffy, profesor de la Universidad Queen Mary de Londres que no participó en el estudio, describió los hallazgos como “tranquilizadores, porque el efecto es modesto”.
Los anticonceptivos solo de progestágeno se recomiendan para mujeres en período de lactancia, que pueden tener riesgo de problemas cardiovasculares, o en fumadoras mayores de 35 años.
Se extiende rápidamente un hongo superresistente y potencialmente mortal en los centros sanitarios de EE.UU
Los expertos consideran que el hongo representa una “grave amenaza para la salud mundial”. El aumento podría estar relacionado con las dificultades que la pandemia del COVID-19 ha producido en el sistema sanitario.
El hongo Candida auris, causante de una infección muy contagiosa y potencialmente mortal, se está extendiendo con mayor rapidez en los centros sanitarios de EE.UU., según revela un nuevo estudio publicado este lunes en la revista especializada Annals of Internal Medicine. El hongo ya tiene presencia en más de la mitad de los 50 estados norteamericanos.
C. auris es una especie fúngica que puede infectar a los seres humanos y propagarse por la sangre a los órganos principales. La infección se produce con mayor frecuencia en los hospitales, y en personas inmunodeprimidas o que reciben regularmente tratamientos invasivos para otras enfermedades. Para estas personas una infección a menudo puede ser mortal.
“Grave amenaza para la salud mundial”
La primera infección por C. auris se documentó en Japón en 2009 y, desde entonces, se ha registrado la presencia del hongo en muchos otros países, incluido Estados Unidos, que tuvo su primer caso confirmado en 2016. En 2019 el número de casos empezó a aumentar considerablemente en todo el mundo, y aún hoy “representa una grave amenaza para la salud mundial”, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas inglés).
Los datos del estudio muestran un aumento del porcentaje de crecimiento de las infecciones con Cándida auris, que pasó de ser del 44 % en 2019 al 95 % en 2021. Para los investigadores, que trabajan para los CDC, el aumento puede estar relacionado con las dificultades que la pandemia de COVID-19 ha producido en el sistema sanitario, como la escasez de sanitarios o el uso de más medicamentos antimicrobianos.
Casi la mitad de los infectados mueren en 90 días
El microorganismo puede causar candidiasis invasiva en la que el torrente sanguíneo, el sistema nervioso central y los órganos internos están infectados. Los síntomas más comunes son fiebre y escalofríos que persisten después de tratamiento con antibiótico. En Norteamérica, casi la mitad de los pacientes que contraen Candida auris mueren en un plazo de 90 días, aunque los investigadores resaltan que no significa que la infección sea la causa principal. Algunas personas son solo portadoras del hongo: no se enferman pero pueden diseminar los gérmenes.
Una infección se puede diagnosticar solamente con un examen de laboratorio. Puede contagiarse de una persona a otra o por el contacto con objetos o equipo.
Retrasar el tratamiento del cáncer de próstata localizado no aumenta el riesgo de mortalidad
Investigadores han encontrado pruebas a largo plazo de que el monitoreo activo del cáncer de próstata localizado es una alternativa segura a la cirugía o radioterapia inmediatas.
Un estudio dirigido por investigadores de las universidades de Oxford y Bristol, presentado en el Congreso de la Asociación Europea de Urología (EAU) en Milán (Italia) y publicado en el New England Journal of Medicine, ha evidenciado que retrasar el tratamiento del cáncer de próstata localizado no aumenta el riesgo de mortalidad.
Aunque los hombres bajo vigilancia activa, que incluye pruebas periódicas para detectar el cáncer, tenían más probabilidades de ver progresión o diseminación que los que recibieron radioterapia o cirugía, no redujo sus posibilidades de supervivencia.
El estudio también encontró que los efectos negativos de la radioterapia y la cirugía en la función urinaria y sexual duran mucho más de lo que se pensaba anteriormente, hasta 12 años.
Más tiempo para analizar los tipos de tratamientos
Los resultados muestran que las decisiones de tratamiento no deben apresurarse después de un diagnóstico de cáncer de próstata de riesgo bajo e intermedio localizado, según el investigador principal, el profesor Freddie Hamdy de la Universidad de Oxford.
“Está claro que, a diferencia de muchos otros tipos de cáncer, un diagnóstico de cáncer de próstata no debe ser motivo de pánico o decisiones apresuradas”, dijo. “Los pacientes y los médicos pueden y deben tomarse el tiempo para considerar los beneficios y los posibles daños de los diferentes tratamientos, sabiendo que no afectará su supervivencia”, agregó.
El estudio se realizó en nueve centros del Reino Unido y es el estudio de mayor duración de su tipo. Es el primero en evaluar completamente tres opciones de tratamiento principales: vigilancia activa, cirugía (prostatectomía radical) y radioterapia con hormonas para hombres con cáncer de próstata localizado.
Entre 1999 y 2009, 1.643 hombres de 50 a 69 años en el Reino Unido diagnosticados con cáncer de próstata localizado, después de un análisis de sangre de PSA, dieron su consentimiento para la vigilancia activa aleatoria (545), la prostatectomía radical (553) o la radioterapia radical (545). El equipo de investigación siguió a los hombres durante un promedio de 15 años para medir las tasas de mortalidad, la progresión y propagación del cáncer y el impacto de los tratamientos en la calidad de vida.
Efectos negativos tras cirugía y radioterapia
Descubrieron que alrededor del 97 por ciento de los hombres diagnosticados con cáncer de próstata sobrevivieron 15 años después del diagnóstico, independientemente del tratamiento que recibieron. Alrededor de una cuarta parte de los hombres bajo vigilancia activa no habían recibido tratamiento invasivo para su cáncer después de 15 años.
Los pacientes de los tres grupos informaron una calidad de vida general similar en términos de su salud mental y física general. Sin embargo, se ha encontrado que los efectos negativos de la cirugía o la radioterapia en la función urinaria, intestinal y sexual duran mucho más de lo que se pensaba.
En hallazgos anteriores publicados en 2016, los investigadores encontraron que después de 10 años de seguimiento, los hombres cuyo cáncer se monitoreaba activamente tenían el doble de probabilidades de que progresara o hiciera metástasis que los hombres de los otros grupos. La suposición era que esto podría conducir a una tasa de supervivencia más baja para los machos con vigilancia activa durante un período de tiempo más largo. Sin embargo, los resultados del seguimiento de 15 años muestran que este no es el caso y que las tasas de supervivencia siguen siendo igualmente altas en todos los grupos.
El estudio fue publicado el pasado 11 de marzo por la revista New England Journal of Medicine bajo el título Fifteen-Year Outcomes after Monitoring, Surgery, or Radiotherapy for Prostate Cancer.