En Tijuana, epicentro de los asesinatos a periodistas de las últimas semanas y una de las plazas más complicadas para ejercer el reporterismo en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha expuesto el proceso judicial que se sigue sobre algunos de los crímenes contra informadores, incluidos los de Margarito Martínez Esquivel y Lourdes Maldonado, ocurridos en la ciudad fronteriza los días 17 el 23 de enero respectivamente. En la mayoría de los casos comunicados se ha identificado o detenido a los sicarios que dispararon, pero falta averiguar quiénes instigaron el asesinato, de modo que el peligro desaparezca por completo.
En la conferencia matutina se ha escuchado la voz llorosa de una reportera pidiendo justicia y transparencia para sus compañeros enterrados. Lo mismo ocurrió en la mañanera del martes, donde algunos profesionales de la información se negaron a hacer preguntas al presidente como forma de protesta. Y similares plantes se han dado en las últimas horas en el Senado. Muy afectados, los periodistas de Tijuana han hecho de esta conferencia presidencial un alegato contra los crímenes que sufren, sin apenas detenerse en otros asuntos de actualidad. “Trabajamos bajo la sombra de ser asesinados y nuestros crímenes no se aclaran, hemos enterrado a dos colegas en una semana, no dejaremos de exigir justicia”, han dicho
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