En una ceremonia sobria y arropado por sus alfiles más fieles, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha celebrado este jueves durante la presentación del cuarto informe de Gobierno la recuperación de la economía tras la pandemia. “Estamos saliendo adelante, se nos cayó la economía, pero ya logramos recuperarla a los niveles previos a la covid”, ha dicho desde Palacio Nacional acompañado de su Gabinete. El mandatario ha restado importancia a la “obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento económico” porque no reflejan completamente las realidades sociales, y ha destacado su estrategia de ayudar “a los de abajo” a través de una mejor redistribución de la riqueza y una mayor estabilidad financiera. “Sin crecimiento, según el indicador macroeconómico, pero con una mejor distribución del ingreso hemos logrado aminorar la desigualdad y la pobreza”, ha dicho.
Achicar la brecha entre los más ricos y los más pobres. Ese ha sido el eje del discurso presidencial de este jueves. Uno de los logros que ayudó a alcanzar esa reducción fue el aumento del salario mínimo, una política específicamente pensada para los que menos tienen, que también son en gran medida los votantes del presidente. “Los más pobres fueron los únicos que vieron crecer sus ingresos”, ha asegurado. Ante la falta de crecimiento económico, López Obrador ha apuntalado la idea de que lo que deben hacer los funcionarios en México es aplicar el ejemplo de Benito Juárez y vivir “en la justa medianía”. “Lo fundamental no es cuantitativo, sino cualitativo”, ha dicho, “el crecimiento económico y los incrementos en la productividad y competitividad no tienen sentido como objetivos en sí mismos, sino como medios para lograr el bienestar de la población”.
El discurso presidencial destacó también como base de la reducción de la desigualdad en el país, un mayor acceso a programas educativos y al sistema de salud y la construcción de obras insignias de su sexenio, como el Aeropuerto de Santa Lucía o el Tren Maya. Con datos duros, pero cuidadosamente seleccionados para el informe, subrayó los ingresos recibidos por su Administración a través del equilibrio de la política fiscal y la práctica de la austeridad “republicana”. Una recaudación que celebró a pesar de los datos más negativos que se esperan, como la inflación, que se prevé que alcance este año el 8,2%. López Obrador no quiso profundizar en los indicadores de crecimiento económico como el Producto Interno Bruto (PIB), que está 2,5% por debajo del nivel previo a la pandemia. “Desechamos la obsesión de medir todo en indicadores de crecimiento”, sostuvo, “más allá del simple crecimiento económico, lo fundamental es desterrar la corrupción”.
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